Luis Varela

SABER INVERTIR

Edición en línea del Domingo 16 de noviembre de 2025

 

 

 

BALANCES TRIMESTRALES: LAS COMPAÑÍAS GANAN CASI 80% MENOS QUE HACE UN AÑO

 

Hay una durísima caída en la ganancia de las empresas y Milei no la ve

 

Escribe LUIS VARELA
luisalbertovarela@hotmail.com

Hasta el resbalón del escándalo $LIBRA desatado hace apenas nueve meses (a mediados de febrero de 2025), el Presidente Milei arremetió su primer con un éxito arrollador, dejando a todo intento opositor en nubes mínimas que se extinguían. Las causas del apoyo masivo que tenía de la población hasta ese momento obedecían a dos factores esenciales: la inflación estructural del 12% mensual promedio que habían dejado los Fernández y Massa había bajado a la zona del 2% y la economía había rebotado en forma de "V", con una expectativa de crecimiento de más del 6% anual para el PBI.

Las decisiones que fue tomando, sistemáticamente, el Presidente argentino sorprendían y tenían un plan en secuencia. Milei avanzaba arrollador y mostrando una cara profética, tenía una frase muy característica cuando aparecía alguna crítica: aplastaba a todos los "econochantas" diciendo un simple "no la ven", como si él entendiera todas las cosas, conociera todas las rutas y el resto de los profesionales estuviera perdido como turcos en la neblina.

La cumbre de órdenes que surgieron de las propias manos de Milei comenzó a cocinarse en abril, cuando -a contramano de lo que creía el equipo económico del ministro Luis Caputo- decidió terminar con las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI), un pasivo remunerado que le pagaba el BCRA a los bancos que superaba los $ 15 B y pagaba un interés mensual de unos $ 465.000 M cada 30 días. Eso apagó el chorro de pesos al sistema financiero, generando graves problemas de iliquidez en los bancos, provocando dos factores esenciales: la suba del dólar (que pasó de $ 1150 a $ 1520) y un consecuente salto vertical en las tasas de interés (que pasaron de 30 a 90% anual en pocas semanas).

Eso, como ya conocemos todos, derivó en una campaña electoral en la que el peronismo kirchnerista resurgió de las cenizas, haciendo temblar el poder hegemónico de Milei, al punto de tener que recurrir obligado a la ayuda del Gobierno de EE.UU., con un Presidente Donald Trump que dio apoyo irrestricto, ordenándole a su brazo ejecutor, el secretario del Tesoro norteamericano Scott Bessent a tomar pasos inéditos (jamás realizados), como la venta de dólares a cambio de pesos en la Argentina, la apertura de un swap por u$s 20.000 M y el inicio de una negociación con bancos y fondos de inversión internacionales para que apareciera un crédito adicional también de u$s 20.000 M.

Boquiabierta, la sociedad argentina vio con sus propios ojos como Bessent vendía una chorrera de dólares para frenar la corrida cambiaria, con un billete verde que abandonó los $ 1520 para pasar a cotizar en este momento a $ 1440, es decir 5% más abajo, bastante menos que el techo de la banda, ubicado en este momento en $ 1503. Y, en paralelo, luego del triunfo electoral logrado gracias al apoyo norteamericano, el equipo de Caputo empezó a soltar liquidez, tanto que las tasas de los plazos fijos bajaron de la estratosfera del 90%, para ubicarse a lo largo de esta semana entre 24 y 39% anual.

Por supuesto, todo el apoyo norteamericano llegó con un manejo bastante oscuro del swap por u$s 20.000 M (nadie puede saber, ni se dijo oficialmente, cuánto dinero se usó de esa herramienta y qué tasa de interés se paga). Tampoco está muy claro qué pasará -si pasa- con el crédito adicional por u$s 20.000 M, que JP Morgan y otros bancos pretenden que sea entregado con el swap norteamericano como garantía. Y la gran novedad de último momento fue informada desde Washington, con el flamante Canciller Pablo Quirno de por medio- anunciándose lo que sería algo así como una carta intención de acuerdo comercial de EE.UU. con la Argentina, ya que el pacto todavía no ha sido firmado y por su envergadura deberá pasar por los dos Congresos, el norteamericano y el argentino, amén si se contradice de alguna manera con el Mercosur, que prohíbe acuerdos bilaterales individuales.

Lo concreto, que se vio en los últimos días, es que aparecieron varios de los que apoyan este acuerdo comercial -sin que tampoco se conozca en este caso la letra chica- diciendo que hubo una reacción fulminante en las empresas vinculadas a esta negociación, diciendo que se favorece a las compañías cotizantes vinculadas al campo, la alimentación, el acero y el aluminio. Y es cierto que firmas como Inversora Juramento, Comercial del Plata y San Miguel tuvieron saltos bursátiles tremendos, con subas del 28 al 48% en la primera quincena de noviembre, pero Aluar y Siderar subieron, pero no tanto, ya que sus valores se incrementan 8% en lo que va de este mes.

En línea con todo esto, mostrando una gran aceleración para aprovechar al máximo el envión electoral, el Gobierno puso en funciones al nuevo jefe de Gabinete Manuel Adorni y al nuevo ministro del Interior Diego Santilli para que tomen contacto urgente con los gobernadores, para avanzar muy rápido con el Presupuesto 2026 primero (antes de fin de año) y con las reformas tributaria y laboral, en sesiones extraordinarias (hacia febrero próximo).

Pero debajo de toda esa velocidad supersónica, la economía argentina atraviesa un complicado momento recesivo, con salarios que quedaron completamente fuera de línea y con las familias endeudándose hasta para comprar alimentos, y con niveles de mora en las deudas que están en niveles récord en la serie iniciada por el BCRA en el año 2010. Es cierto, hay un ambiente de más serenidad, porque la economía no explotó, porque existió que se repitiera con el candidato kirchnerista Jorge Taiana lo mismo que ocurrió en 2019 cuando Alberto Fernández le ganó a Macri. Hace seis años todo se derrumbó cuando el dueño de Dylan dijo "la deuda va a ser revisada" y ahora estuvimos muy cerca de otro abismo, ya que Taiana sentenció "la deuda argentina es impagable", lo cual anticipaba un décimo pagadiós o default, y otros 25 años más "standalone" (sin crédito, solos como locos malos).

Pero más allá de lo que ya conocemos todos, Milei parece "no ver" lo que está pasando con el poder de compra de los salarios y con el peligroso endeudamiento en el que están cayendo las familias. El Presidente sigue empecinado con su hoja de ruta: anclar el dólar y llevar la inflación argentina a un dígito anual, ubicándola en 15% en 2026 y en menos del 10% en 2027. Promete que comprará reservas para el BCRA, pero más adelante, a partir de febrero, sin seguir las instrucciones del FMI y de EE.UU., corriendo el riesgo de que para fines de diciembre no se cumpla la meta de divisas que hay en Reconquista 266 (para hacerlo tendría que sumar u$s 9000 M en los próximos 45 días.

Pero más allá de esta fase temporal con dólar quieto, inflación con bajo pass through y tasas ahora no tan alocadas, lo que Milei "no ve" o no parece darle importancia es lo que está pasando con las empresas, con las suspensiones de personal y los despidos. Para aplastar a la inflación, decidió una lógica apertura de la economía, favoreciendo a los consumidores argentinos con dinero para gastar, pero sin bajarles la mochila impositiva a las empresas locales. Resultado: la venta de importados explotó, el déficit de cuenta corriente externa sigue hirviendo y las ventas de las empresas argentinas atraviesas un durísimo desierto.

Esta misma semana entraron a la Bolsa de Buenos Aires los números en detalle de otras 40 compañías con los balances trimestrales finalizados en setiembre último. Con esto ya son 50 grandes firmas que entregaron sus números de julio-setiembre de 2025. Y si bien el grueso de los salarios registrados (en blanco) están en manos de las denominadas Minipymes (micro, pequeñas y medianas empresas) se estima que las empresas grandes, con más de 500 empleados, que son las que cotizan en el mercado, tienen cerca del 40% de los empleos totales, que en este momento sufren suspensiones y despidos. Y Milei "no la ve".

En un informe detallado que presentamos aparte, en términos promedio, cada cotizante había ganado u$s 97,3 M en el 3°T24 y ganó sólo u$s 19,5 M en enero-setiembre de 2025, por lo que las ganancias se hundieron 79,9%. Y si se computa lo ocurrido en los primeros nueve meses de cada año, en enero-setiembre de 2024 cada cotizante promedio ganó u$s 205 M en enero-setiembre de 2024 y esa cifra se redujo a solo u$s 50 M en enero-setiembre de 2025, lo cual representa una caída del 75,5%. O sea, el primer semestre de este año contra el primer semestre del año pasado ya veníamos en Guatemala, pero en julio-setiembre de este año contra julio setiembre del año pasado pasamos a Guatepeor.

Por supuesto, en los números presentados por las compañías, hubo ganadoras y perdedoras. Las diez empresas que más dinero ganaron en el 3°T de 2025 fueron Central Puerto, Transportadora Gas Sur, Pampa Energía, Edenor, Transportadora Gas Norte, IRSA, Transener, Metrogas, Aeropuertos Argentina 2000 y BYMA. Pero a eso se contraponen las diez empresas que más dinero perdieron durante ese período: Telecom, YPF, Molinos, Comercial del Plata, San Miguel, Aluar, Holcim, Ledesma, Edesal y Papel Prensa.

En todos estos balances, por supuesto, hay empresas que pasaron de ganar a perder dinero, firmas que aumentaron su ganancia, compañías que achicaron su utilidad, algunas achicaron pérdidas, pero la mayoría aumentó sus pérdidas y en el foco de la tormenta están las que pasaron de ganar a perder dinero.

Frente a esta situación, con dólar anclado, tasas de interés ya no tan positivas, bonos que ya subieron un tranco y que pueden subir algo más pero no demasiado, tenemos la foto de los resultados que entregaron las empresas cotizantes, que vienen con precios adelantados y atrasados. Y muchas de esas compañías se lanzaron a aprovechar este veranito electoral emitiendo un cúmulo de Obligaciones Negociables (bonos privados) que en su mayoría se comprometieron a pagar un promedio del 7% anual en dólares, rescatando otras ON que tenían que prometían pagar 9%. Estos compromisos fueron firmados en su mayoría con plazos de 8 a 12 años, y la mayoría son bullet, es decir que pagan el capital al final, en 2035, es decir mucho más allá de la administración actual de Milei e incluso más adelante de 2031, que sería el plazo máximo al que accedería el líder libertario si consiguiera en 2027 el segundo tiempo que no logró Macri en 2019.

¿Qué hacer con el dinero frente a toda esta situación? Con números obligados a ser mucho más selectivos y finitos, los consejeros de inversión plantean la siguiente cartera de inversión para mantener y con suerte aumentar el nivel de los ahorros:

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